Los parques urbanos
Madrid y Barcelona son grandes ciudades europeas y cuentan con una amplia variedad de parques urbanos de gran belleza. Como todas las ciudades de gran tamaño, nos viene a la cabeza que puede ser lugares con mucha contaminación, tráfico rodado y enormes edificios.
Lo cierto es que ambas ciudades ofrecen a sus visitantes magníficos jardines urbanos para descansar y evadirse de la rutina diaria. Probablemente ya conoces los más importantes, pero existen algunos con encanto que merece la pena descubrir. Aquí te hablamos de algunos de ellos.
Los parques urbanos de Madrid
🌲 El jardín urbano de Sabatini
Los jardines de Sabatini son, sin lugar a dudas, uno de los lugares más bellos de Madrid. Es uno de esos lugares dentro de la gran ciudad, donde te puedes abstraer y evadir de los problemas para dar paso al disfrute. El entorno histórico y el diseño de los jardines crea un espacio único ideal para hablar con amigos, leer, pasear y disfrutar del paisaje entre Príncipe Pio y los cerros de la Casa de Campo.
Los jardines de Sabatini se encuentran en la fachada norte del Palacio Real de Madrid. Concretamente, entre la calle Bailen y la cuesta de San Vicente. Podéis llegar colocando en el GPS las coordenadas: 40°25′13″N 3°42′50″O. En transporte público tenéis muchas posibilidades: metro Opera, metro Plaza de España, y varias líneas de autobuses como el 25,39,46, 75 y138. Por supuesto, lo más recomendable es ir en bicicleta.
La construcción de los jardines de Sabatini se planteo en el año 1930 después de la proclamación de la Segunda Republica. Dicho gobierno expropio los terrenos al Patrimonio Real y se lo cedió al Ayuntamiento de Madrid para crear un parque público. Las obras comenzaron en el año 1935 y finalizaron en 1950.
El lugar elegido fueron las caballerizas del Palacio Real, que habían sido construidas por el arquitecto italiano Francesco Sabatini, y que en su recuerdo le dio nombre a estos bellos jardines. Las caballerizas fueron construidas por iniciativa del Rey Carlos III debido a las necesidades de la época. Las caballerizas alojaban, además de los animales, a las carrozas y coches, que actualmente se pueden visitar en el Museo de Carruajes. No obstante, transcurrido el tiempo habían perdido su uso y la capital de España tenía nuevas necesidades. Madrid necesitaba un nuevo desarrollo con una buena planificación urbanística que incluyera zonas ajardinadas para el recreo y esparcimiento de los madrileños.
El proyecto de diseño del jardín y su dirección de obra fue adjudicado a D. Fernando García Mercadal, arquitecto zaragozano, que fue el ganador del concurso público. Mercadal (1896-1985) fue un arquitecto vanguardista, que entre otros logros fue el fundador del GATEPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles por la solución de los Problemas de la Arquitectura Contemporánea); y elaboró “Estudio para una arquitectura mediterránea”. Desde 1986, el Colegio de Arquitectos de Aragón entrega cada año un premio que lleva su nombre.
El diseño del jardín es espectacular y presenta una extraordinaria calidad desde el punto de vista técnico y visual. El jardín se compone de tres terrazas individuales, diferentes en composición vegetal y formas geométricas. La terraza inferior es muy característica por la simetría de los parterres. Los parterres están formados por setos con figuras geométricas de gran belleza. En los jardines encontramos una gran variedad de árboles entre los que podemos citar: magnolio, pino, y el ciprés.
El magnífico diseño de estos jardines no podía omitir un elemento que proporciona paz y alegría: el agua. Destaca la belleza que proporcionan la fuente del jardín desde donde podemos admirar el maravilloso estanque rodeado con abetos .
La segunda terraza destaca por los pinos con una cuidada poda. La tercera terraza posee un maravilloso mirador. Los setos de boj bajo los cedros del Atlas sobrecogen a los visitantes.
Dentro del jardín también podemos encontrar otros elementos ornamentales como las estatuas de reyes godos.
Posteriormente, los jardines de Sabatini se han complementado con algunas mejoras como la construcción de las escaleras monumentales en 1972.
Concluimos este articulo señalando que no es de extrañar que este rincón de Madrid, de 2,54 hectáreas, sea uno de los destinos más visitados de Madrid. El acceso es gratuito. Los jardines están abierto al público todos los días desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde desde octubre a abril, y de nueve de la mañana a nueve de la tarde desde mayo hasta septiembre. Además, la ciudad ofrece en este maravilloso lugar espectáculos musicales dentro del programa cultural de los Veranos de la Villa. No os lo podéis perder!
El Capricho, uno de los mejores parques urbanos de España
A finales del siglo XVIII, Madrid pasa por un momento de esplendor. Se crean las Academias de Bellas Artes, las Reales Fábricas, así como un cinturón de villas suburbanas, reales o pertenecientes a la nobleza, como son La Casa de Campo, El Pardo, La Quinta, La Zarzuela, La Moncloa, La Fuente del Berro… sobresale entre todas ellas El Capricho de los Duque de Osuna uno de los linajes más ilustres de la alta aristocracia española. El parque de El Capricho fue mandado construir por la duquesa de Osuna, y se diseñó y construyó entre los años 1787 y 1839.

Fuente: Museo del Prado
Cuenta con una superficie de 14 hectáreas y está considerado uno de los parques más bellos de la ciudad por sus maravillosos jardines. Se le atribuyen influencias inglesas, francesas e italianas, de la época en que fue construido, las cuales son reflejo de las tendencias en diseño de jardines de aquel momento. Constituye el único jardín del Romanticismo existente en Madrid; muestra de ello son, además de todas sus construcciones, los riachuelos que lo recorren, sus estanques, y sobre todo, el laberinto de arbustos, que tiene un origen oscuro que se remonta a la prehistoria y que representa el mito de Teseo y el minotauro. Restaurado en diversas ocasiones hasta perderse parcialmente en el año 1946 por el aterrizaje forzoso de un avión de Iberia que acababa de despegar del vecino aeropuerto de Barajas. Al encontrarse los planos intactos de su trazado se decidió que ésta fuera una de las primeras zonas por las que se comenzó la restauración del jardín.
La duquesa, Doña María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna (1752–1834), casada con el noveno duque de Osuna, Pedro Alcántara Téllez-Girón, fue una de las damas más importantes de la nobleza de la época, gran amante del arte, poseía una magnífica colección de cuadros donde figuran Rubens, Van Dick, Rafael, Giordano, Lucas Jordán… hoy desperdigados por numerosos museos. En 1783 compró en las afueras de Madrid una casa de labor, huerta y varios edificios al conde de Priego para construir una finca de recreo y de reposo donde retirarse lejos de la etiqueta de la corte y de los compromisos sociales y donde materializar sus ideales filosóficos y estéticos. El nombre de El Capricho es debido al enorme interés que tuvo la duquesa en su transformación y en el diseño nuevo del jardín.
Un año después, el arquitecto de la corte, Pablo Boutelou, expuso un proyecto inicial para el diseño del jardín. En 1787 empezó a construirse sobre la casa original del conde de Priego, un palacio de forma cuadrangular con torreones en los extremos, obra de los arquitectos Machuca y Medina, terminándose finalmente 52 años más tarde, en 1839.
La fachada principal consta de seis juegos de ventanas con sus guarniciones y molduras de yesería, la puerta de entrada de piedra berroqueña, corriendo un almohadillado en todo el piso bajo. La fachada del jardín, tiene un peristilo de 8 columnas aisladas con capiteles de orden corintio y una escalera de dos ramales. Todo el palacio estaba ricamente decorado con excelentes muebles, tapicerías, cuadros, decoraciones murales, arañas de cristal, espejos… El suelo del comedor era, y aún conserva, de azulejos representando la batalla de Issos procedentes de Valencia.
Fue transformando la propiedad en un paradisíaco vergel, aumentando su extensión y expresando en él su relación con la cultura francesa y dejándose influir por los diseñadores de jardines venidos de Versalles, como fue su artífice Jean Baptiste Mulot al que obligó a no servir en ninguna otra casa del país, para asegurar así la exclusiva de su arte, cláusula que continuó su sucesor Pierre Provost quien sería asesinado en la Alameda por las tropas francesas. Sería su “Jardín de Versalles particular” construyendo el modelo más acabado de villa suburbana neoclásica de nuestro país.
Tanto los duques como sus hijos tuvieron gran afición a la música y tocaban varios instrumentos. Las veladas musicales eran numerosas y en ellas se escuchaban a músicos españoles y extranjeros traídos expresamente, hasta disfrutaron de su propia orquesta particular siendo Boccherini su director durante varios años.
De su primera época encontramos la Casa de la Vieja, edificación que sigue la más ortodoxa tradición paisajística y que por la pobreza de los materiales utilizados para conseguir el realismo deseado, se ha perdido en casi todos
los ejemplos europeos excepto en Madrid, dónde gracias a su clima, se ha conservado el edificio original. Conserva un gran encanto, cubierta con un magnífico rosal de pitiminí que en primavera se cubre de una cascada de pequeñas rosas amarillas.
En 1808 ya viuda y en plena invasión francesa, se vio obligada a huir a Cádiz y la finca es adjudicada al general francés Agustín Belliard. Allí se instalaron sus tropas y se produjeron destrozos en su decoración interior y en las buhardillas que estaban hundiéndose. Llevándose numerosos objetos de arte cuando abandonó España.
La duquesa, a su vuelta, ordenó construir fuentes y estanques, que conectaban el canal principal que recorre el parque con el Casino o salón de baile (1815) que es donde se llevaban a cabo las fiestas que daba. El edificio es obra de Martín López Aguado, muestra un diseño de estructura octogonal sobre planta cuadrada, decorado con espejos que alternan con grandes ventanas logrando un espacio alegre y dinámico, con unas pilastras jónicas y el techo decorado con una rica moldura que representa el zodíaco. En el exterior encontramos cuatro relieves que se consideran representación de las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno adornando las puertas. Este edificio se levanta sobre un pequeño manantial (donde se puede observar la figura de un jabalí que permanece bajo un arco mirando hacia el riachuelo), del que se surtía de agua el resto del parque. Además, hizo plantar miles de ejemplares por todo el lugar de su flor favorita, la lila.
A lo largo de este canal donde navegaban las falúas de camino al Casino de Baile, encontramos puntos singulares y de gran belleza como el embarcadero o casa de cañas, lugar utilizado para guardar las barcas de paseo y pabellón de reposo y comedor ocasional, así como el puente de hierro, el fortín, la isla de los cisnes con la cascada artificial y el sepulcro rodeado de cipreses y la lápida con una inscripción a la memoria del III Duque que Osuna.
El abejero es una de las construcciones más deliciosas y singulares de la Alameda, nos introduce de manera refinada en el mundo ilusorio de esta culta sociedad culta y constituye un elemento singular y único entre las numerosas alegrías aportadas en el pulido diseño del jardín. Los dos pabellones laterales contaban con unas trampillas metálicas por donde pasaban las abejas a los paneles. A través de un cristal dentro del edificio se podía contemplar a capricho las abejas en sus colmenas.La columna de Saturno, así como el templete de Baco colocado sobre una colina, son elementos clásicos en el jardín paisajista y añade un mayor romanticismo a la escena.
Propia de la época será la “ruina”, fábrica hecha con la intención de simular una edificación abandonada, incorporando el elemento “tiempo” con su peso evocador y llamada sentimental a lo efímero de las cosas. También con aspecto ruinoso nos aparece la ermita, sencilla construcción con sus dos campanas que llamaban a la oración y un estrecho camino flanqueado de cipreses que hacían de ella un verdadero templo de la soledad.
Ante la fachada principal del palacio, se diseñó un estanque circular con surtidor y juegos de agua y que sustituía a otro rectangular que existía ya en la zona y, que posteriormente, siguiendo la corriente jardinera isabelina fue rodeado por una franja ajardinada.
Existía una zona reservada a los juegos como el columpio y el tío vivo.
A la vegetación se prestó desde los orígenes especial atención, explotándose como vivero, donde los amigos y familiares de los duques se surtían aunque abonando su precio. También tuvieron un gran interés los productos de huerta y los viñedos.
En 1834, tras la muerte de la Duquesa de Osuna, la propiedad del recinto llegó a su nieto, Pedro Alcántara, quien encarga también a López Aguado la modificación de la fachada y nuevas construcciones, como una zona de exedras en la Plaza de los Emperadores dedicadas a su abuela en cuyo centro mandó colocar su busto y, que como el resto, se encuentran rodeadas de abundante vegetación.
Tras la muerte de Pedro Alcántara en 1844, es cedido a su hermano, Mariano Alcántara quien amplió los límites de la finca y, aunque hereda la mayor fortuna de Europa la consume íntegra, descuidando enormemente sus posesiones, siendo subastado 38 años después. En esta época se incrementaron los animales, construyéndose una faisanera, palomas en la Casa de la Vieja, y camellos como en Aranjuez.
El fotógrafo inglés Clifford realizó un brillante álbum de fotografías fechado en 1856 donde podemos confirmar la belleza y los detalles de los jardines en aquella época.
El actual camping que se encuentra en las inmediaciones formaba parte de la propiedad, era el lugar que ocupaban las cuadras de caballos.
La posesión la adquieren los Bauer que la cuidan y mantienen durante más de treinta años. La Banca Bauer suspende pagos y en 1932 se crea una Comisión Liquidadora que acabará vendiendo la finca en 1946 a la inmobiliaria “La Alameda de Osuna”.
Durante la República fue declarado Jardín Histórico, aunque sin muchas consecuencias. Durante la Guerra Civil se construyó allí el Bunker en el lugar que fue denominado “posición Jaca” dentro del Plan Marquelet de defensa de Madrid.
El papel predominante de la aviación en los conflictos bélicos, motivó que el concepto de refugio o bunker dejara de estar ligado al frente de batalla y se extendiese su ámbito con la finalidad de proteger otras zonas sensibles y alejadas del mismo, como lo son la población civil y el Estado Mayor del ejército. Este fue la utilidad que tuvo el BUNKER de EL CAPRICHO, encargado de la defensa de Madrid ante el asedio de las tropas de Franco durante el período comprendido entre noviembre de 1936 y marzo de 1939.
La elección del Jardín Histórico El Capricho como centro de operaciones, se debió a la proximidad del aeropuerto protegido con baterías antiaéreas. En el proyecto se realizó no sólo en previsión de un ataque de la aviación enemiga, sino también, teniendo en cuenta un posible uso de guerra química. Otros bunker estratégicos fueron el de Berlín y el Cabinet War Room londinense.
El bunker se realizó con un riguroso hermetismo durante el primer trimestre de 1937, aplicando lo más avanzados patrones de construcción y seguridad existentes en la época, con la extracción de varios miles de metros cúbicos de tierra y con un revestimiento inicial de ladrillo y hormigón capaz de soportar bombas de hasta 500 kg.Tiene 4 entradas, dos puertas gemelas en el lateral derecho del Palacio; otra que sale de El Abejero, la 4ª se construyó sobre la marcha en la calle Rambla (en el exterior del parque). Tiene 15 metros de profundidad y está constituido por un pasillo central de 2 m de ancho por 2,5 m de altura por el que se accede a las distintas habitaciones.
Cerca del castillo encontramos un nido de ametralladora cuadrangular y de hormigón con tronera frontal. El bunker de El Capricho se considera una obra de ingeniería bélica pionera en toda Europa.
En febrero del año 2015 se aprobó por el Pleno de la Junta de Distrito de Barajas su apertura al público después de las obras de acondicionamiento necesarias. En 1943, finalizada la guerra, el parque de El Capricho fue declarado Jardín Artístico.
Tras décadas de relativo abandono, en 1974 fue comprado por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural. Un año más tarde comenzó una reforma que, en cierta medida, continúa actualmente. El recinto está siendo estudiado para acometer reformas y recuperación que permitan visitar y contemplar más zonas de este hermoso y curioso lugar.
Se puede visitar de forma gratuita los sábados, los domingos y los días festivos. El aforo es limitado. El horario de visitas actualmente es desde el 1 de octubre al 31 de marzo de 9:00 AM a 18:30 PM; y desde el 1 de abril al 30 de septiembre de 9:00 AM a 21:00 PM.
Se puede llegar cómodamente mediante transporte público de diversas formas. Siendo las más próximas el metro Línea 5 salida El Capricho; y los autobuses de la EMT: 101, 105, 151. También, se puede llegar en otros medios de transporte como coche, bicicleta o patines. La dirección del parque de El Capricho es: Paseo Alameda de Osuna, 25 Madrid.
Por último, comentar que es muy frecuente que en la época de verano se celebren conciertos de música clásica, obras de teatro y espectáculos de danza, que logran el deleite de los espectadores por la satisfacción percibida por todos los sentidos.
⛲ El parque urbano de La Fuente del Berro
La historia del parque
El parque de la Fuente del Berro está situado en lo que antes fuera la Quinta de Miraflores encargada por Felipe IV como un real sitio. En la actualidad ocupa un terreno de unas 13 hectáreas. En 1968 se unió el parque de Sancho Davila, con 53.000 metros cuadrados más.
El origen del parque está situado en una finca cercana al arroyo del Abriñigal (actual calle 30). Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías y conde de Haro, condestable de Castilla durante el siglo XVII compró diversas fincas con el fín de crear una gran Quinta que tomaría el nombre de Quinta de Miraflores, de Frías o Huerta del Condestable. En 1630 Felipe IV la adquirió por 32 mil ducados que contenía además de casa con jardines, huerta, viñas y gran cantidad de árboles frutales, cipreses, álamos. Era además una finca muy rica en aguas que se llegaban aprovechar para riego, fuentes y estanque.
En 1640, la finca fue cedida a unos monjes benedictinos, si bien la corona se reservó el derecho a la utilización y transporte de sus aguas que se consideraban tremendamente beneficiosas, tanto es así que cuando el rey viajaba se llevaba agua de la finca.
En 1703, fue comprada por María Trimiño, adelantada de Costa Rica quien realizó varias mejoras. Años más tarde legó la finca a la Obra Pía de los Padres Mercedarios Calzados aunque la corona seguía reservarse el derecho sobre sus aguas. El rey Carlos III mandó proteger la fuente con lo que empezó a denominarse fuente del Rey.
En 1800 la finca fue adquirida por Martín Estenoz, exceptuando la casa y la fuente del Rey. Posteriormente, cuando los jardines a la inglesa se ponen de moda, la hacienda no será ajena a esta tipología de jardines que, alejados del orden racional anterior, busca despertar en el espectador los sentimientos y la emotividad ante a la visión de lo natural. Veremos en ellos praderas ondulantes donde se mezclan los grupos de árboles junto a los espacios despejados; los senderos que recorreremos y los cursos de agua que encontraremos o navegaremos serán zigzagueantes. Y en medio de este espacio, nos sorprenderán las construcciones basadas en la arquitectura clásica, exótica, o nacionalista. Hasta entonces, el único ejemplo de jardín paisajista en Madrid era El Parque del Capricho.
Pasó por varias manos; de hecho a mediados del XIX parece ser que el propietario era un tal Ramírez y a finales de siglo sufre una transformación radical para convertirse en un parque de recreo tomando el nombre de “Los nuevos Campos Elíseos”.
En 1900 este nuevo parque se abrió transformado en lo denominaríamos “parque de atracciones”, con su montaña rusa, velódromo, caballitos, ua sala de tiro al blanco, una ría con cascada y estanque, invernaderos y un restaurante de lujo en el antiguo palacete existente. Sin embrago este parque no tuvo mucho éxito y a los dos años cerro sus puertas.
Durante la década de los 20 y la de los 30, la quinta vive momentos de lujo y brillantez de mano de sus entonces propietarios, los Van Eeghen, un matrimonio holandés de quienes en alguna de sus fiestas llegaron a estar presentes los mismos reyes. A partir de este momento y hasta 1948 pasó por numerosos propietarios. Es en este año cuando es adquirido (por 6.700.000 pts) por el ayuntamiento de Madrid, siendo alcalde el Conde de Mayalde. A partir de este momento se realizan diversas obras de acondicionamiento de los jardines y restauración del palacete para Instituto y Museo Arqueológico Municipal, abriéndose al público en 1954. Anteriormente, en 1941, el parque había sido declarado jardín hico-artístico.
Podemos hacer un breve recorrido por sus terrenos para conocer mejor lo que nos depara paseando por la quinta:
El parque tiene un total de 6 entradas, además de la principal de la calle Enrique D’Almonte y la de la Calle de los Peñascales, hay otras tres que lo comunican con el Parque Sancho Dávila y una al Sur de la calle O’donnel.
La entrada principal, está franqueada por dos torreones en ladrillo de estilo neomudejar. A derecha e izquierda de la entrada encontramos sendas construcciones adosadas al muro, de las que podemos destacar la situada a la derecha, donde encontramos la Casa del Reloj. Se trata del antiguo pabellón de los guardeses de la finca, levantado en ladrillo en estilo neomudéjar, al igual que el resto de las construcciones situadas en esta zona.
Otra de las construcciones a destacar del parque es el Palacete. Se trata del mismo antiguo palacio levantado en estilo clasicista con planta en forma de U y que tras diversas modificaciones, entre ellas las llevadas a cabo a principios del siglo XX por los Señores Van Eeghuen, ha adquirido un aspecto similar al de un chalet, en detrimento de su anterior imagen palaciega.
En la actualidad, hay instalado en su interior un Centro Cultural dependiente de la Junta de Distrito del Barrio de Salamanca; anteriormente, y hasta un tiempo bien reciente, albergó el Museo del Instituto Arqueológico Municipal. Los jardines del palacete han variado a lo largo del tiempo, desde el aspecto de jardín sevillano al actual cuya imagen es más cercana a la de una verde pradera que desciende en una suave pendiente.
Las fuentes, en este jardín, son uno de los elementos más importantes a comentar; Nada más entrar en el parque, por la entrada principal, encontramos esta fuente circular en el “jardín de la glorieta”. Una fuente realizada con claras reminiscencias barrocas.
No obstante la más importante y significativa es la “Fuente del Berro”. En la entrada de la calle Peñascales nos encontramos este surtidor; Ya hemos comentado anteriormente que este antiguo manantial, afluente del arroyo Abroñigal, fue escogido por la calidad de sus aguas para abastecer el Palacio Real desde los tiempos en que en el país reinaba la Casa de Austria (1516-1700).
Tan valorado llegó a ser su líquido elemento como para que, en 1688, la reina ordenase que toda el agua destinada a su consumo procediese de ella, nombrando un aguador y un ayudante encargados de recogerla y transportarla hasta palacio. Con el gobierno de Carlos III, la fuente se guardó bajo una construcción a la cual sólo tenían acceso los aguadores reales, conociéndose desde entonces como la Fuente del Rey. Para el consumo público y el uso de la Quinta del Berro, quedaron los caños situados en el exterior de la caseta.
Es con la II República, en 1932, cuando se derriba la caseta que la protegía, pasando a ser de uso público sin limitaciones. Hoy en día, el agua que fluye de su caño no es la procedente del antiguo manantial, cerrado por contaminación en 1977, sino la proporcionada por el Canal de Isabel II.
Las formas de la Fuente del Berro, como hoy podemos verla, proceden de la reforma llevada a cabo en la finca entre los años 1948 y 1953 tras su compra por el Ayuntamiento de Madrid. Dado su gran parecido con la Fuente de la Salud, en el Parque del Oeste, existe la posibilidad de que ambos diseños sean obra del que fuera arquitecto jefe del Departamento de Parques y Jardines, Don Manuel Herrero Palacios. La fuente es de tipo mural, sobre muro semicircular realizado en ladrillo. En el centro, aparece la leyenda “FUENTE DEL BERRO”, y en los laterales, sendos escudos del Ayuntamiento de Madrid: a la derecha, con la figura de un dragón, y a la izquierda, con la del oso y el madroño. En el conjunto de la fuente actual, sólo existe un caño, situado en la parte baja del cuerpo central.
Si seguimos hablando de agua tenemos multitud de elementos a tener en cuenta. El parque cuenta con innumerables rías, cascadas, estanques, lagos etc… abastecidos en su mayoría por las aguas de esta famosa fuente. Distribuidos por distintos lugares del parque y recreando el típico jardín romántico encontramos estos elementos que mostramos a continuación.
Otros elementos a tener en cuenta son las esculturas que podemos encontrar en todo el parque. Existen dos esculturas abstractas del escultor madrileño Fernando Gonzalo Calisalvo; dos piezas de acero inoxidable realizadas en 1938.
Existe la idea de que en el parque de la Fuente del Berro a través de sus obras se hace una mención y un recuerdo especial a la poesía. Como ejemplo de ello tenemos la estatua de Alexandr Pushkin (Moscú, 1799 – San Petersburgo, 1837), el gran poeta ruso que, además de dramaturgo y novelista, fue considerado fundador de la moderna literatura rusa. La escultura de bronce, obra del artista ruso Oleg Komobt, fue un regalo de la ciudad de Moscú a la capital de España, a la que ésta correspondió con una Estatua de Miguel de Cervantes que fue instalada en el Parque de la Amistad de Moscú.
Otro conjunto a destacar es el Monumento en honor a Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 – Madrid, 1870), poeta y narrador tardorromántico y autor de las conocidas “Rimas y Leyendas”. El escultor encargado de realizarlo fue Santiago de Santiago, inaugurándose dicho conjunto en 1974. El monumento está formado por un pequeño estanque de agua donde el poeta aparece sobre la alegoría de sus obras más célebres: las “Rimas” y las “Leyendas”. Sobre una isla se encuentra la estatua en bronce de Bécquer.
Sobre la cara frontal del basamento, aparece la Rima:
HOY COMO AYER, MAÑANA COMO HOY.
Y SIEMPRE IGUAL:
UN CIELO GRIS, UN HORIZONTE ETERNO
Y ANDAR… ANDAR
Y sobre la posterior:
¿DE DONDE VENGO? … EL MÁS HORRIBLE Y ÁSPERO
DE LOS SENDEROS BUSCA;
LAS HUELLAS DE UNOS PIES ENSANGRENTADOS
SOBRE LA ROCA DURA…
Finalmente destacar la obra en honor a Enrique de Iniesta, afamado violinista y profesor en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Dicha obra se debe al escultor Federico Coullaut-Valera, y se instaló aquí en mayo de 1974.
Singularidades de este parque urbano de Madrid
El parque reúne varios lugares muy especiales. En mi opinión no os podéis perder el maravilloso estanque que tiene en la parte sur este, es decir, la más cerca a la entrada desde la Avenida del Marqués de Corbera. Precedido de unos arboles jóvenes se descubre un pequeño y maravilloso lago que inunda de tranquilidad todo lo que le rodea.
También me resulta muy agradable la compañía de los pavos reales, que son fácilmente visibles sobre todo desde la entrada del a calle de Jorge Juan.
Una característica de este parque es el gran desnivel que muestra desde la zona oeste hacia el este. Esta particularidad del terreno original se resuelve con el encanto de los caminos curvos, incluso tortuosos, que hacen sorprender en cada giro con la belleza de la vegetación y de las abundantes flores que encontramos en los laterales.
Para los más entendidos en diseño de jardines, cabe destacar la forma de conducir el agua a través de las distintas canalizaciones, trazando la Senda del agua.
Donde se podrá apreciar una ría, un estanque, incluso una cascada. Esta senda del agua acaba en lago anteriormente descrito.
Visita al parque de la Fuente del Berro
El acceso al parque es gratuito y tiene un horario muy amplio. Desde octubre a marzo el parque se abre a las 6:30 de la mañana y se cierra a las 22:00 de la noche. El horario de verano (desde abril hasta septiembre) es un poco más extenso, se abre igualmente a las 6:30 de la mañana y se cierra a las 24:00 de la noche.
Tiene varios accesos, por lo que se puede llegar de distintas maneras. En cualquier caso, tiene cerca el metro de la línea 6: O´Donell y los autobuses de la EMT 2, 56, 69, 71 y 143.
Para las madres y padres con niños, también cabe destacar un parque infantil con originales columpios en forma de cohete espacial que hará disfrutar a los pequeños y a los jóvenes. Este parque infantil se encuentra en la esquina de la calle de Sancho Dávila con el Paseo del Marqués de Zafra.
Para los amantes del deporte, al otro lado de la calle Sainz de Baranda se encuentran unas pistas municipales de padel, donde se puede disfrutar de un gran partido a la sombra de Torreespaña.
❇ La quinta de los Molinos
La historia del parque
El Parque de la Quinta de los Molinos está ubicado en el barrio del Salvador, perteneciente al barrio de San Blas en Madrid (Metro Suanzes). Este bello parque está entre delimitado por las calles Alcalá, Miami, Juan Ignacio Luca de Tena y la avenida del 25 de septiembre.
Este parque es un ejemplo más de la preciosidad de los parques madrileños.
Se trata de un Parque, propiedad del Conde de Torre Arias. En 1920 decide regalárselo a su arquitecto y profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura, Cesar Cort Botí.
La nostalgia de su tierra llevó a este arquitecto, de origen alicantino, a reproducir un jardín levantino, en 28,5 hectáreas. Éste construyó un jardín de tipo mediterráneo con numerosos almendros y olivos, entre otros, así como un palacete de estilo racionalista del año 1925.
A su muerte y tras varios años de semiabandono, en 1980, a través de un convenio con la Gerencia Municipal de Urbanismo, se cedieron tres cuartas partes del parque al Ayuntamiento de Madrid, permitiendo que el resto del parque fuera de uso residencial. En 1997 fue declarado Parque Histórico y Bien de Interés Cultural.
Con una extensión de 25 hectáreas, el parque incluye grandes extensiones de arbolado, un total de unos 8.000 ejemplares, en el que se puede encontrar una gran cantidad de especies (olivos, pinos, eucaliptos). Aunque, sin lugar a dudas, la estrella del parque son los almendros, que florecen en febrero, ofreciendo un fantástico espectáculo.
También se halla, en el extremo norte del parque, un palacete de comienzos del siglo XX (1925), con zonas de jardín con flores y extensiones de césped. La construcción del palacete es de estilo racionalista inspirado en la Escuela de Secesión de Viena. Especial atención merece la torre que remata el edificio formada por cuerpos cúbicos superpuestos formando una pirámide.
Un espacio que aporta paz y belleza es el estanque situado en el norte. Con una fuente vertical en el centro del estanque principal, y una pequeña fuente en un lado.
Otros protagonistas son dos molinos traídos de Estados Unidos que dan nombre a este lugar. Utilizados para extraer de pozos y manantiales subterráneos el agua con la que regar el parque, sus estructuras metálicas de color rojizo destacan sobremanera ante el verde conjunto. En el año 2009, el Ayuntamiento y la Obra Social de Caja Madrid acometieron la restauración de los molinos, para ello se pintaron y repusieron las piezas que faltaban, recuperando su estado original. Ahora los molinos han recobrado su funcionamiento pero esta vez con una función educativa.
También hay un lago, varias fuentes, los estanques gemelos y el edificio conocido como Casa del Reloj, que fue concebida como casa de verano de la familia Cort. El parque está recorrido por multitud de caminos de tierra, además de un camino pavimentado, bordeado por grandes plátanos, que lleva desde la entrada principal, en la calle Alcalá, hasta el palacete.
Existen numerosos rincones donde disfrutareis de un momento de paz inolvidable. Para mí, los más especiales son: las dos fuentes gemelas de ladrillo, la Gruta del lateral Oeste y la Gruta del lateral Norte.
Visitas al Parque urbano de La Quinta de los Molinos
Este maravilloso parque madrileño se encuentra abierto al público todo el año desde las 6:30 de la mañana hasta las 22:00 de la noche.
Se puede llegar a él en transporte público usando los autobuses de la EMT: 77, 104, 105, y L5. También está muy cerca de la entrada la boca de metro de Suanzes.
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OTROS CURSOS DE INGENIERÍA AMBIENTAL
🚲 El parque urbano del Manzanares
El Parque Lineal del Manzanares transcurre junto al río madrileño del mismo nombre. Tiene un enorme patrimonio histórico y medioambiental. Se divide en tres tramos. El primer tramo lo constituye el parque urbano de Ricardo Bofill. Tiene una superficie de 97,3 hectáreas. Fue diseñado y construido en el año 2000 por el despacho de arquitectos que dio nombre al parque.
El segundo tramo ocupa 261,5 hectáreas. A pesar de su gran extensión se ha invertido mucho menos y esto ha hecho que con los años tenga un estado general de abandono, y escaso valor medio ambiental.
El tramo 3 se extiende hasta el río Jarama situado en el término municipal de Rivas Vaciamadrid. También de gran extensión y escaso mantenimiento. El río Manzanares constituye su principal atractivo.
La ampliación del parque lineal del manzanares
El Parque Lineal del Manzanares está situado en el Nudo Sur de la M30 hacia la localidad de Rivas Vaciamadrid. Las obras han consistido en la adecuación de 3,9 hectáreas de superficie. Entre las actuaciones realizadas, destaca la construcción de caminos, dos áreas de juego infantiles y un área para personas mayores.
Además la parcela tiene alumbrado público, bancos y mobiliario urbano. El parque está diseñado cómo jardín forestal y cuenta con numerosos árboles de las especies pino piñonero, cedro del Himalaya, plátano álamo blanco y roble rojo americano. El parque incluye un riego automático con anillos de goteo. El agua de riego es abastecida desde una depuradora de agua residual próxima.
Accesos al parque
Se puede acceder al nuevo jardín entre la avenida de San Fermín y la calle mezquita. También incluirá dos zonas de parking que dará servicio a la Caja Mágica.
Para los que no tengan el privilegio de ir andando al parque, pueden utilizar el transporte público. El metro más cercano es San Fermin- Orcasur (linea 2), y las líneas de autobus con parada cercana son: 23, 78, 123, 180, y T32.
Los parques urbanos de Barcelona
Uno de los lugares donde los paisajistas alcanzan mayor inspiración son los parques y jardines de las grandes ciudades.
La modernización del diseño de jardines fue una pieza clave en la industrialización de las ciudades. Dado que Cataluña se había convertido en uno de los núcleos industriales más importantes y productivos de España, surgió la necesidad ciudadana de crear espacios verdes. Esto sucedió tanto desde el ámbito público como privado de para que las personas pudieran estar en contacto directo con la naturaleza.
Se promovió la remodelación de parques y jardines públicos, y se impulsaron otros de nueva creación con el fin de oxigenar el congestionado ambiente de las ciudades.
Barcelona es una ciudad donde podemos encontrar magníficos diseños de jardines. Algunos de los jardines más destacados son:
El Parque de la Ciudadela
La Ciudadela de Barcelona es un antiguo fuerte, que Felipe V mandó construir para el sitio de la ciudad en 1714. En el año 1860 fue demolida y unos años después se decidió proyectar un nuevo jardín público en unos terrenos próximos.
Las líneas a seguir debían encajar con los grandes parques urbanos de la época, entre los que destacaba sobremanera el Central Park de Nueva York.
Tras la convocatoria de un concurso de alcance internacional, el proyecto fue concedido al maestro de obras catalán Josep Fontserè i Mestre (1829-1897). Los motivos de la adjudicación fueron la modernidad de su planteamiento, la diversidad de espacios y, las funciones del nuevo parque.
La reforma, que se llevaría a cabo entre los años 1871 y 1881, contemplaba la creación de una avenida de tilos, castaños y palmeras, la construcción de un umbráculo, un invernadero y una reja metálica diseñada por Gaudí Los árboles reforzaban el carácter mediterráneo de la ciudad.
El Parque de la Ciudadela fue testigo, a posteriori, de dos reformas igualmente importantes que contribuyeron a aportar al espacio el aspecto que conserva hoy en día.
La primera tuvo lugar en 1916 bajo las órdenes del arquitecto francés Jean-Claude-Nicholas Forestier, quien confirió una planta elíptica a la zona e instaló la famosa escultura de El desconsol de Josep Llimona i Bruguera.
La segunda se produjo en el año 1927 y fue dirigida por Nicolau Maria Rubió i Tudurí. El arquitecto catalán concedió una mayor importancia al componente escultórico en el parque. Aumentó su presencia al instalar las obras como La Diosa (realizada por Josep Dunyach) o El monumento a los voluntarios catalanes en la Gran Guerra (de Josep Clarà Ayats).
Montjuich, una expresión de belleza en los parques urbanos
Se emplazan en una colina que se alza 175 metros por encima del nivel del mar. En su cúspide se encuentra un castillo militar del siglo XVIII. Este espacio que acoge el Museo Militar desde 1960.
Se trata de un parque compuesto por distintas zonas conectadas entre sí que combina el estilo naturalista inglés junto a zonas geométricas inspiradas en los modelos clásicos franceses.
La vegetación es eminentemente mediterránea, si bien se han incorporado otras especies exóticas que se han adaptado a la topografía del lugar.
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